Los muros de los colegios antiguos están cargados de mitología, cuando uno es pequeño estas paredes se ven inmensas y terroríficas, mucho más cuando las tradiciones orales internas que corren de generación en generación se incrustan en nuestras pequeñas mentes.
Corrían los años 80, en un colegio católico de la Perla del Pacífico se contaba que en medio de la densa oscuridad que ocupaba el piso más alto del edificio habitaba el espíritu de aquel conserje que cayó abatido en un robo a mano armada que aconteció en dicha institución por lo menos una década atrás.
Como bien se sabe la curiosidad infantil es contradictoria exagera los miedos, pero a la vez se siente atraída por esos mismos temores magnificados. Durante la escuela primaria era toda una aventura subir por la escalera que luego de pasar por la secundaria, nos llevaba al último piso.
En ese entonces, a la hora del receso solíamos reunirnos en un grupo de tres o cuatro amigos, que rondábamos los 10 años, debatiéndonos entre el miedo y risas nerviosas comenzábamos a subir esos escalones que nos conducían al imaginario encuentro con el que en vida llamaban Morochito. Al ir subiendo, el terror se hacía más intenso, nos poníamos más y más nerviosos , mientras que nuestras mentes se cargaban de cientos de imágenes espeluznantes creadas por nuestra aterrorizada imaginación, incluso oíamos sonidos inexistentes.
Mientras nuestra fantasía inventaba falsos espectros, nosotros acelerábamos el ascenso. El último tramo de la escalera terminaba en una vetusta puerta que muchas veces habíamos querido abrir, pero siempre nos asustábamos y salíamos corriendo. Aquel día estábamos más decididos que nunca a abrir ese enigmático portal, así fuimos enfrentando a los demonios de nuestras mentes, hasta que llegamos a escasos centímetros de la cerradura, rápidamente el más osado de mis amigos abrió la puerta, al instante cayó un esqueleto entero que comenzó a rodar por las escaleras mientras salimos corriendo y gritando con desesperación como locos.
Solo horas después supimos que esa era la bodega donde guardaban el material didáctico para las clases de anatomía del colegio.
Un fantasma colegial © 2023 by Miguel Cordova is licensed under CC BY-NC 4.0 
noaladomesticacionguayaquil 
Es un placer el comprobar que has decidido seguirme en mi web: “minovela.home.blog”. Me encanta la oportunidad que me ofreces de ser tu compañera bloguera. Espero que disfrutemos compartiendo nuestros escritos. Yo por mi parte te invito a que leas mis entradas anteriores para que estés al día de lo que voy escribiendo sobre la novela y puedas ir captando su filosofía, confiando en que comprendas la profundidad de su mensaje. Estoy segura de que no te dejará indiferente.
Un saludo de bienvenida
Mary Carmen
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Feliz domingo. Genial post.